“Yo no viajo para ir a alguna parte, sino por ir. Por el hecho de viajar. La cuestión es moverse”, reflexionó el escritor británico Robert Louis Stevenson. Este pensamiento tiene un significado doble: por un lado, la invitación a disfrutar de la riqueza del trayecto y no solo del destino, y por otro, un llamado a la aventura y a la acción. De un modo práctico, también puede aplicarse a los viajes de más de cuatro horas, ya que, quien permanece sentado durante largos períodos en un espacio reducido corre el riesgo de que se formen coágulos en las venas profundas de las piernas, aquellas que no se perciben a simple vista. A esta condición se la llama «trombosis venosa profunda» (TVP), y el riesgo de padecerla aumenta cuanto mayor es el tiempo de inmovilidad. Aunque muchas veces los coágulos se disuelven solos, también es posible que una parte de esos trombos llegue a los pulmones y produzca una embolia pulmonar, que puede ocasionar la muerte.
“Hay que tener en cuenta que la trombosis venosa profunda, en general, no ocurre durante el vuelo, sino varios días después. Por eso, el viajero tendría que estar atento si, luego de un viaje prolongado, nota un aumento del diámetro –generalmente asimétrico– del miembro inferior: una pierna que se hincha mucho, con retención de líquido importante, muchas veces con dolor y con un cambio de coloración de la piel al rojo vinoso medio azulado. Ante esos síntomas, se debe acudir a una guardia médica de inmediato porque son cuadros que, tratados a tiempo, tienen un buen pronóstico; pero si no se tratan a tiempo, existe el riesgo de tromboembolismo pulmonar (TEP), que es un cuadro de gravedad mucho mayor”, explica el doctor Pablo Rodríguez, jefe de la Sección Hipertensión Arterial del Sanatorio Dr. Julio Méndez y médico de la Sección Hipertensión Arterial del Instituto Cardiovascular Buenos Aires.
La guía con recomendaciones para viajes aéreos de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC) explica que existen diversas condiciones que incrementan el riesgo de desarrollar una TVP durante un vuelo: inmovilización prolongada, deshidratación, consumo excesivo de alcohol e hipoxia (falta de oxígeno). También señala que pueden producirse cuadros similares en viajes en automóvil, ómnibus o tren, y que, por eso, la Asociación de Medicina Aeroespacial decidió llamar a este cuadro «trombosis del viajero» en lugar de «síndrome de la clase turista».
Siempre se recomienda consultar al médico antes de cualquier viaje, y esto es aún más importante si se realizarán travesías largas o en el caso particular de las embarazadas, de los adultos mayores o de las personas con condiciones previas. También hay consejos especiales para quienes se trasladan en avión. “El profesional evalúa al viajero, su historia clínica y diversos factores que pueden incidir en su salud. Algunas personas tienen contraindicado volar, y otras necesitarán tomar ciertas precauciones. Es importante asesorarse adecuadamente. El riesgo de trombosis venosa profunda puede reducirse si se planifica el viaje con semanas de antelación y se consulta al especialista; de ser necesario, podría indicar medicación oral o inyectable. Siempre lo mejor es prevenir”, subraya Lilián Testón, coordinadora del Departamento de Epidemiología de STAMBOULIAN.
Rodríguez coincide en que siempre es conveniente la consulta médica antes de realizar viajes largos en avión para conocer cuáles son las medidas preventivas. En especial, si los viajeros son pacientes con factores de riesgo. El especialista los sintetiza así: “Primero, tener un terreno varicoso en los miembros inferiores, es decir, quien tiene una enfermedad venosa periférica (comúnmente llamada «várices»). Y, cuanto mayor desarrollo tengan esas várices, mayor es el riesgo. También el sobrepeso y la obesidad son factores predisponentes. Al volar, la ingesta de alcohol y la inmovilidad”.
De acuerdo con la SAC, es esencial que todas las personas, con factores de riesgo o sin ellos, y más aún quienes ya tuvieron trombosis, hagan ejercicios para estirar los miembros inferiores, cambien de posición con frecuencia y caminen en la cabina. “Lo fundamental es tratar de levantarse y caminar, como mucho, cada dos horas. Y, si no, por lo menos, hacer movimientos con los pies apoyando la punta y el talón, y tratar de moverlos constantemente porque eso favorece la circulación de la sangre y evita la trombosis”, aclara Rodríguez. Por la misma razón, el especialista enfatiza que no resulta nada favorable tomar medicamentos para dormir durante todo el viaje. A las personas con bajo riesgo les recomienda, además, tratar de usar ropa suelta y evitar el consumo de alcohol.
En el caso de las personas con riesgo moderado (várices, insuficiencia cardíaca no controlada, infarto agudo de miocardio dentro de las seis semanas, terapia de reemplazo hormonal, policitemia, embarazo/postparto, parálisis de los miembros inferiores, traumatismo de los miembros inferiores dentro de las seis semanas), además de las recomendaciones anteriores, se les puede indicar el uso de medias compresivas. «A algunos pacientes de muy alto riesgo, incluso, se les puede administrar heparina de bajo peso molecular antes del viaje”, detalla Rodríguez. Se incluyen en este grupo las personas con antecedentes de TEP, trombofilia o neoplasia, o con historia familiar de TEP, y quienes han tenido una cirugía mayor dentro de las 6 semanas.
Rodríguez también puntualiza que el riesgo trombótico es mayor en el embarazo por el peso que implica la gestación, que hace que el retorno venoso esté enlentecido, y, en el postparto inmediato. Para esos casos, el especialista indicará la forma de prevención más apropiada. Asimismo, Rodríguez enfatiza que las medias de compresión graduada deben ser recetadas por un profesional de la salud: “No cualquier media de compresión es para cualquier persona: hay gente que necesita la media larga que llega hasta la raíz de los miembros, a otros se les indica la corta hasta la rodilla. No es correcto comprar en la farmacia cualquier media compresiva. Todo depende del grado de riesgo del paciente, de las patologías previas y de los factores predisponentes”.
Trombosis venosa profunda (TVP)
La mitad de las personas con TVP no tienen sintomatología. Ante la aparición de cualquiera de los siguientes manifestaciones, se debe buscar atención médica de inmediato:
Embolismo pulmonar
Es importante recordar que una persona puede tener una embolia pulmonar sin síntomas de TVP. Si se presentan estos indicios luego de un viaje prolongado, se debe acudir con urgencia al médico:
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