Revista Reflexiones

En la Argentina, se aplica desde 2017 un esquema secuencial para prevenir las infecciones por el neumococo. Sin embargo, las coberturas aún no son las esperadas. El riesgo aumenta, sobre todo, a partir de los 65 años y en personas con enfermedades crónicas.

Dos vacunas usadas de manera secuencial les brindan a los adultos protección contra más de veinte tipos de neumococo, bacteria que causa neumonía. Se enferman anualmente tres de cada cien personas de 65 o más años, y el riesgo de que mueran por causa de la enfermedad es cercano al 20 % (12 meses después del episodio, se eleva al 40 %), según un estudio conducido por el doctor Gustavo Lopardo en General Roca (provincia de Río Negro). La investigación corroboró que, con un impacto algo menor, la neumonía también afecta a los adultos más jóvenes, sobre todo, si tienen enfermedades crónicas u otros factores de riesgo. De allí la importancia de prevenirla.

El neumococo se transmite de persona a persona por medio de las secreciones respiratorias que los infectados expulsan al toser, hablar o estornudar. Además de neumonía, cuyos síntomas son fiebre alta, tos, dificultad para respirar y dolor torácico, esta bacteria causa otitis, meningitis y septicemia (infección de la sangre). Es fundamental, entonces, que se vacunen todos los adultos más propensos a contraer estas enfermedades o a sufrir sus complicaciones (véase el recuadro) porque son un porcentaje importante de la comunidad y porque la mortalidad prácticamente no se ha modificado en medio siglo, a pesar de los tratamientos antibióticos. Sin embargo, las coberturas de vacunación en el país están por debajo de lo esperado.

Las dos vacunas contra la neumonía por neumococo son seguras y eficaces. La vacuna polisacárida (VPN23) es la más antigua y protege contra 23 serotipos de la bacteria –el 80-90 % de los neumococos que generan enfermedades en la Argentina–. Más recientemente, se desarrolló la vacuna conjugada (VCN13), que protege contra 13 serotipos (la mayoría, compartidos con la polisacárida) y despierta una respuesta inmunitaria más beneficiosa.

En la Argentina, estas vacunas se aplican en esquemas secuenciales desde 2017. Comienzan con la conjugada y siguen con la polisacárida. Por ejemplo, los adultos de 65 años o más que no han recibido ninguna de estas vacunas deben aplicarse, primero, la conjugada y, 12 meses después, la polisacárida. En otros casos, según los antecedentes médicos de la persona, pueden administrarse con un intervalo diferente. También pueden ser necesarias más de una dosis o refuerzos. Quienes hayan recibido primero la polisacárida deben asimismo recibir la conjugada. Es fundamental la consulta médica para evaluar a cada paciente e indicarle los pasos que debe seguir.

Ambas vacunas se aplican por vía intramuscular en la zona cercana al hombro. Pueden administrarse junto con otras vacunas, como la antigripal, pero en distinto brazo. La neumonía causada por el neumococo es una complicación frecuente de la gripe. Por eso, la vacunación anual contra esa enfermedad es una oportunidad para que las personas con factores de riesgo inicien o completen el esquema de vacunación antineumocóccica. Sin embargo, no es el único momento posible para esto, ya que tanto la conjugada como la polisacárida pueden aplicarse en cualquier temporada, no solo en otoño-invierno. Así, aún están a tiempo de recibirlas quienes ya se vacunaron contra la gripe.

Las vacunas antineumocóccicas son gratuitas para quienes presentan factores de riesgo. Las personas de 65 años o más no requieren orden médica para vacunarse en el sistema público; en cambio, sí deben presentarla quienes pertenecen a los demás grupos vulnerables. Además, ambas están disponibles en el sector privado. Se recomienda consultar antes con un médico para que defina el mejor esquema para cada persona.

Asesoramiento médico: Dres. Gustavo Lopardo y Hebe Vázquez. Médicos infectólogos de STAMBOULIAN.